un cauce de urbes que se olvidaban de si,
un descuido que rompe, un descuido que pasa,
una caricia entre los muros y tus muros
son la hebra de un rito perpetuo, continúa
con el enfado de los montes y escupen
al temblor que es lugar común y el agua
dice ser respiradero de artificio, y la madre:
esta ciudad de errores putos como el hambre.
Éramos el tiempo dentro de la espuma,
un lamento largo y pesado, gesta lobos,
gesta niños delgados como falacias,
gesta crimen milenarista y se repite,
se repite mil veces se repite, armados
de aullidos cerdos que imita esta madre,
calca al revés el origen de la especies
para que salga la vida, torva y estúpida,
la que imita al animal que nace siendo,
que construye ríos que fueron avenidas,
que construye abismos que fueron puentes,
que construyen muertos que fueron sueño,
llanto,
marea.
Me gustó mucho el final; temrinas con secillez, limpieza. Buen poema. saludos
ResponderEliminarvaya cosa... es septiembre... y encuentro este mensaje tuyo edegortari.
ResponderEliminarSaludos desde Sevilla, con un retraso de meses, sincero, eso sí, un saludo y abrazo sincero.
gracias por dejar aquí algunos minutos para escribir tu mensaje. Lo agradezco.