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4.12.2009

Mientras la ciudad despierta, más olvida el hombre.


Éramos el tiempo idóneo de las grietas,

un cauce de urbes que se olvidaban de si,

un descuido que rompe, un descuido que pasa,

una caricia entre los muros y tus muros

son la hebra de un rito perpetuo, continúa

con el enfado de los montes y escupen

al temblor que es lugar común y el agua

dice ser respiradero de artificio, y la madre:

esta ciudad de errores putos como el hambre.


Éramos el tiempo dentro de la espuma,

un lamento largo y pesado, gesta lobos,

gesta niños delgados como falacias,

gesta crimen milenarista y se repite,

se repite mil veces se repite, armados

de aullidos cerdos que imita esta madre,

calca al revés el origen de la especies

para que salga la vida, torva y estúpida,

la que imita al animal que nace siendo,

que construye ríos que fueron avenidas,

que construye abismos que fueron puentes,

que construyen muertos que fueron sueño,

llanto,

marea.

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho el final; temrinas con secillez, limpieza. Buen poema. saludos

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  2. vaya cosa... es septiembre... y encuentro este mensaje tuyo edegortari.

    Saludos desde Sevilla, con un retraso de meses, sincero, eso sí, un saludo y abrazo sincero.

    gracias por dejar aquí algunos minutos para escribir tu mensaje. Lo agradezco.

    ResponderEliminar

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