No importa si es un grito
o muchos gritos,
la niñez se esfuma
como el vapor - ahora inexistente-
de aquellos barcos
que surcaron el Missisipi.
No importa si este grito
es un llanto en caída,
se repite a un lado
y entonces hace lo mismo
en el otro lado,
todo grito siempre es un eco,
que nunca será perdido.
Que nunca se detendrá.
del poemario inédito Montañas de Aurelia
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