México, D.F.
La calle despierta hinchada de recuerdos,
sabe de sí y no sabe el porqué.
Le abren en canal mientras pasa el verano,
Dizque para ahuyentarle las arrugas,
Dizque para dejarla crecer en otoño.
Sabe que el cielo es intocable
y desea ser él,
aéreo, rozado siquiera por rugidos de insecto,
ahuyentado de la vida que surge en la tierra,
lejos del alimento que aboga por ser grieta,
de un cielo que sabe que esta noche
será alcanzado por las avenidas
y será tangible, táctil
como la herida de las diosas
cuando aman a un hombre.
Con este poema participo en el segundo Concurso de Poesía de Heptagrama
(poema escrito en un costado de la Puerta del Sol, en una terraza que me cobró 2,50€ por un café sólo con hielo. Una tarde del 24 de septiembre del 2009. Corregido y pasado a limpio en el estudio La Mina)
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