La niebla es la herida de una lluvia rabiosa,
su color el herraje de un cielo desbocado
dirigiéndose a los pulmones de la tierra
y enferme de cielo.
Rastrera,
dormida en el valle nos convierte en mudos de vista,
en ciegos de frío.
Líquida,
como suele vestirse si nuestra pasión la ata,
si la convierte en leona etérea.
Quisiera ser estatua de su obra,
del aprecio que nos provoca su simpleza.
Aéreo su corazón,
húmeda en el sexo.
Mientras más cree en sí
más juntos nos obliga
a sentirnos ligeros como un nido,
donde el viento intenta su semilla
y la tierra ingenua sirve de lecho.
Cruzamos la sierra de Oaxaca y hemos rebasado las nubes,
eso no es niebla señores, eso que humedeció mis ojos
fue el grito de los espíritus que intentaron la vida,
chorreando de niebla estos valles que nunca han sabido de amor.
12.19.2008
12.19.2008
La mentira es la niebla.
La niebla es la herida de una lluvia rabiosa,
su color el herraje de un cielo desbocado
dirigiéndose a los pulmones de la tierra
y enferme de cielo.
Rastrera,
dormida en el valle nos convierte en mudos de vista,
en ciegos de frío.
Líquida,
como suele vestirse si nuestra pasión la ata,
si la convierte en leona etérea.
Quisiera ser estatua de su obra,
del aprecio que nos provoca su simpleza.
Aéreo su corazón,
húmeda en el sexo.
Mientras más cree en sí
más juntos nos obliga
a sentirnos ligeros como un nido,
donde el viento intenta su semilla
y la tierra ingenua sirve de lecho.
Cruzamos la sierra de Oaxaca y hemos rebasado las nubes,
eso no es niebla señores, eso que humedeció mis ojos
fue el grito de los espíritus que intentaron la vida,
chorreando de niebla estos valles que nunca han sabido de amor.
su color el herraje de un cielo desbocado
dirigiéndose a los pulmones de la tierra
y enferme de cielo.
Rastrera,
dormida en el valle nos convierte en mudos de vista,
en ciegos de frío.
Líquida,
como suele vestirse si nuestra pasión la ata,
si la convierte en leona etérea.
Quisiera ser estatua de su obra,
del aprecio que nos provoca su simpleza.
Aéreo su corazón,
húmeda en el sexo.
Mientras más cree en sí
más juntos nos obliga
a sentirnos ligeros como un nido,
donde el viento intenta su semilla
y la tierra ingenua sirve de lecho.
Cruzamos la sierra de Oaxaca y hemos rebasado las nubes,
eso no es niebla señores, eso que humedeció mis ojos
fue el grito de los espíritus que intentaron la vida,
chorreando de niebla estos valles que nunca han sabido de amor.
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