Conociendo el futuro

Hace quince minutos abrí una caja de cartón con el precinto de envío de una tienda de Internet, llegó de cualquier lugar, no sé siquiera el país de procedencia, el mundo electrónico es así. Estamos trabajando en la Escuela de escritores, y a partir de mañana, en la Feria del libro de Sevilla, organizaremos Jornadas en torno al futuro del libro y de la edición.

Lo que traía esta caja marrón me ha dejado anonanado, contenía unos cuantos dispositivos de lectura electrónica, los llamados y dichosos eBooks.

Sucede que en ese momento, hace justo diecieseis minutos, fui abducido a esos momentos de la humanidad en la que un hombre o mujer cualquiera, se enfrentó ante la perspectiva del futuro: quien tocó por primera vez los glifos mayas tallados en piedra, quien utilizó el pergamino por primera vez para dejar constancia de la humanidad, quien imprimió y tuvo en sus manos el primer libro impreso (dicen que fue la Biblia y yo no lo creo del todo), quien tocó por primera vez una máquina de escribir mecánica, un ordenador, y en este momento, este individuo de nombre Ivan Vergara, ha palpado por primera vez el futuro: un libro electrónico y todas las perspectivas que tiene por delante.

No estoy maravillado por este aparato primitivo que tengo entre manos, estoy extasiado por la oportunidad que trae consigo este nuevo formato de lectura, miro a cinco, diez años, veinte!, cuando estos aparatos primitivos que hoy contemplamos maravillados sean auténticas maravillas tecnológicas que nos permitan accesos inmediatos al conocimiento global, y no esta pobre y triste pantalla en blanco y negro.

Lo dicho, esto que tengo entre manos es primitivo, así como nuestra sociedad lo es hoy en día: inmersa en guerras, en razas, credos, inmersa en el control de todo un organismo por un caudal de instituciones corruptas.

Este aparato es tecnología, lo más humano que tiene el ser humano para sí, lo que nos ha hecho desarrollar nuestra sociedad y la que nos ha traído la mayor cantidad de beneficios, todo nosotros somos tecnología, el uso que le demos es decisión nuestra y ningún político podrá decir lo que es mejor para la humanidad, ellos solo pueden crear impuestos, declarar la guerra, bajarse los pantalones ante las grandes empresas. La respuesta es y seguirá siendo siempre el bienestar común, y eso lo encontraremos colectivamente, identificándonos como iguales, desarrollandonos colectivamente bajo el desarrollo tecnológico.

Y no olvidar nuestra parte sagrada y lo que tenemos que desarrollar con ella.
No olvidar nuestra identidad sexual y explorarnos en ella.
No olvidar nuestro cuerpo, nuestros sentimientos, tener paz.

No olvidar que seguimos siendo un organismo enfermo que necesita sanar.
Ese es precisamente el futuro que debemos palpar.