Crónica: Fiera en Nocturama
Déjese llevar por la experiencia creativa/post/couching/generacional/netamente-punk/ de la Fiera post-sevillana.
Iván Vergara / Fotos: Iram Martínez Comunión. Palabra que repetimos como mantra desde las 2300hrs. hasta el albor del siguiente día y sus bostezos de noche. Una palabra que inició con una guitarra eléctrica, vomitando secuencias inmergidas en estruendo / ¿eso de fondo es un sampler con ofertas de verano? / Pablo sube al escenario, le esperan instrumentos de una época agitada: reciclados, metálicos, aspirantes a aspiradora, platos que fungirán como buques guía/percusiones estruendosas. Entendámonos: esto es una experiencia salvaje. Onírica. Psicodélica. Sistemática. Mántrica.
Una congregación de feligreses (sin capirote) asistió la noche del jueves 18 a la representación escénica de los temas que el cuarteto conformado por Pablo Peña, Daniel Alonso, Darío del Moral, Javier Rivera han dado a luz bajo el seudónimo de Fiera; cuarteto que en los últimos años ha cosechado infinidad de fieles por todo el país (y el extranjero, como Egipto y Venezuela) con su principal proyecto (de cuyo nombre prefiero no acordarme, aquí el protagonista es la fiera) y la contundencia escénica que demuestran en sus directos.
Quizá un tanto menos desarrollado que su otro proyecto, Fiera se ha convertido en el diván creativo de Pablo Peña, sitio desde el cual emergen las ideas de este inquieto personaje sevillano, el cual, para envidia de unos cuantos (incluido un servidor), ha desarrollado un mini-universo rabiosamente contemporáneo, espontáneo y desenfadado. Pongan por delante una dosis correcta de talento, buenas dotes sobre el escenario, una capacidad rítmica envidiable y una actitud netamente punk, para intentar comenzar a dar explicación de lo que pudimos contemplar aquella noche. Para repetirse en altas y sugerentes dosis.
Una hora bastó para interpretar los temas de ‘Déjese llevar’ (El Rancho, 2010), sesenta minutos que transcurrieron con una rapidez inusitada; la experiencia de este directo se realiza con un ritmo preciso y no dudo que hayan sido pocos que se hayan quedado con la motivación suficiente para alimentarse más de él. “Toda la noche, toda la noche” (Objeto Punzante). Palabras del tercer mantra que sonó esa noche. Abiertos en canal abrimos nuestras ventanas, dejamos entrar percusiones primigenias, riffs bestias, contundencia. Sudamos junto a ellos. Comulgamos.
“Soy, soy, soy feliz, soy muy feliz aquí” (‘Tft’). No duden, feligreses. Hace poco más de un año, cuando Fiera presentó el disco, de manera natural/desnuda postularon sus intenciones. Cito: “Quién trabaja demasiado en algo que no le gusta al 100%” Alguien alza la mano, le seguimos dos, cinco, veinte. “Cuando los amigos cambian, cuando la pareja cambia, cuando la familia cambia”. Suena en el escenario ‘Agerul’, somos ya una fidelidad agradecida, estamos contemplando un ejercicio creativo que pocas veces apreciamos en los directos de tal banda pop, o aquella banda rock. Esto va más allá.
Esto no es una tomadura de pelo, no es pretencioso. Esto es la verdad, una de ellas. Sincera. Aún tengo en la cabeza los acordes del ‘Agerul’. Es un temazo. ‘siempre te odiaré / yo prefiero el enemigo fiel / si sabré por donde viene / también sabre por donde se fue’. Remonten y acérquense a la Fiera. Les morderá bien y rico. Regresarán. Otra cosa: hace tiempo no presenciaba un viaje lisérgico atractivo, lo encontramos con ‘Cuentas’, octavo tema de la noche que hizo presagiar inconscientes y los viajes a través de ellos; nada de sueños ni premoniciones, estos es un viaje seco, literalmente: aspirado (Ft: tubo de aspiradora).
Finalizamos con Pablo de nuevo en el escenario, después de un ejercicio de tradición oral a cargo de Fran Torres. Aparecen vídeos de opulencia y estupidez (si es que no son la misma cosa), iconos del mundo globalizado, del todo por la pasta, lisérgicas, un tanto aleccionadoras. Después imágenes de violencia, fuego, destrucción, nos acordamos de Tottenham. Pablo de nuevo cierra el concierto con sonidos industriales. Recordaré el último tema como la promesa de ver de nuevo a esta Fiera, cerrando con una experiencia unipersonal / creatividad desbordada / contenida lo suficiente para no ser un espanto. No, corrijo: es el espanto mismo. El horror ante el espejo.
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